MI EXPERIENCIA CON EL PARTO

Buenos días, hoy quiero compartir con vosotros una parte de mí muy personal, mi experiencia con el parto de mis tres hijos.

A raíz del programa de radio en el que invitamos a la matrona autónoma Imma Sàrrias, decidí escribir el artículo del blog de hoy hablando sobre mi experiencia en estos tres momentos vitales que viví con el nacimiento de mis hijos.

Así que voy a desnudarme en éste aspecto por si puede ser de inspiración para vosotras.

Mi experiencia con el parto de Arnau

Mi hijo mayor, Arnau, nació en un parto no respetado en el hospital. Su nacimiento fue una gran revolución, pues me convertía por primera vez en madre. Por desgracia la violencia obstétrica está tan arraigada y “normalizada” que no hacemos nada por cambiarlo, pero las mujeres no nos merecemos ser tratadas como muchas veces hacen y nuestros hijos tampoco. La llegada a la vida debería ser un momento de gran intimidad y amor, igual que la concepción.

Con Arnau recibí violencia obstétrica y mi parto se bloqueó, desencadenando una serie de sucesos que hicieron de mi parto un parto desvalorizado, en el que me rendí y perdí la ilusión. Suerte que nació mi hijo y me sentí la mejor persona del mundo y surgió una transformación en mi. Una transformación que me hizo crecer como mujer y, a partir de aquel momento, investigar para tomar las mejores decisiones en base a la información y la evidencia científica más actualizada. No siguiendo protocolos absurdos, ni siguiendo a las masas.

Así fue cuando, recién parida decidí buscar información dentro de mi, sabía que había otra manera de hacer las cosas y claro, ¡lo encontré! Encontré la opción de las matronas autónomas que atienden partos en casa. En aquél mismo instante decidí, recién parida, que si tenía otro hijx nacería en casa. Y así fue.

Cuando quedé embarazada de mi segundo hijo tomé la mejor decisión de mi vida. Iba a nacer en casa en un parto respetado. Al principio no contaba con el apoyo de mi marido pero lo tenía claro: era yo quién paría, pues era yo la que tomaba la decisión final. Lo entendió y buscamos opciones. Y, en ello de buscar y buscar, vi la mirada de Imma Sàrrias en una imagen que me aportó calma, amor, serenidad, profesionalidad, seguridad… ¡todo lo que necesitaba!

Busqué más información sobre ella y concertamos una entrevista. Vino a casa y fue cuando no nos quedaron dudas de qué aquella era la mejor opción para recibir a nuestro hijo a la vida extrauterina. Todo está bajo control, todo hablado y pactado con antelación para qué, el día del parto, cada persona supiera su papel y qué hacer en cada momento.

Mi segundo parto, el parto de Lluc

Llegó el día del parto… ¿un parto veloz! Cuando mi marido se fue a trabajar empezaron las contracciones. Algo muy suave pero rítmico. No dije nada a nadie hasta que pasada una hora bajé a desayunar y llamé a mi madre para que viniera para hacerle el desayuno a mi hijo mayor, pues no me apetecía hacerlo. Ella fue quién, cuando me vio dijo, llama ya a Imma y avisa a Jordi (mi marido).

Así lo hice, pues como venía de un parto de 24h pensaba que había tiempo de sobras. Imma me oyó al hablar con una contracción y no tuvo ninguna duda de venir volando! Llegó también mi marido, mi hijo mayor se despertó y, después de desayunar todos, me metí un rato en la bañera.

Tenía contracciones, sí, pero aquello para nada hacía dolor. Jugábamos con el agua en la barriga con Arnau (mi hijo mayor) que le faltaba un mes para cumplir los 3 añitos y iba haciendo teta, pues él aún mamaba. De repente tuve una contracción muuuuuuuuy fuerte que chillé. Arnau se asustó y se fueron al parque con mi madre.

Nos quedamos solos con Jordi y, acto seguido otra contracción brutal en la qué rompí aguas y me vinieron unas ganas locas de empujar. Imma sin llegar. Jordi en pánico la llamó y suerte que estaba a 2 minutos de casa, pero… en estos dos minutos sentí la necesidad de empujar y Jordi se rindió… dijo vale, ¡ya lo cogeremos! Y sí, salió la cabeza de Lluc. Al instante llegó Imma, que subió como un cohete al baño y ya, con la contracción siguiente acompañó a Lluc a salir y lo colocamos sobre mi.

Un parto veloz que duró solo dos horas y media desde que empezó la primera contracción. Los cuidados amorosos de Imma conmigo, Lluc y toda la familia no tienen precio. Aún no entiendo como la sanidad pública no ofrece ésta alternativa segura y menos costosa a las madres que lo deciden, siempre y cuando sea un parto de bajo riesgo.

Mi último parto, el parto de Gal·la

Y, llegó el tercer embarazo. Esperábamos a Gal·la. Sin duda, la opción del parto en casa ya era la opción de preferencia con Imma. La llamé y ya hicimos todo el control del embarazo. Tranquilizándome y ofreciéndome sugerencias ante todos los contratiempos surgidos durante el embarazo (mi hija a la semana 31 decidió colocarse de culo). Ésta tranquilidad y personalización de cada mujer y cada situación hace que toda fluya correctamente y sobre todo sin miedos.


Llegamos a la fecha probable de parto, día 3 de junio de 2016 con todo en su sitio. Mis hijos mayores nacieron a las 40+4 semanas así que mi cabeza hizo un plan. Mi hija también nacería a las 40+4. Es decir 7 de junio. Pero el día 6 empecé con contracciones. Iba y venían, pero en un momento todo se aceleró, Imma vino enseguida (era por la noche) y a las 3 horas todo se paró. Imma se fue y mi cabeza empezó a boicotearse. Estuve con pródromos de parto durante 6 días. Del día 6 al 12 de junio, cuando Gal·la decidió nacer.

Cuando empecé con las primeras contracciones a las 7h ya supe que sí, eran distintas y aquél día nacía mi hija. Llamé a Imma y con la voz también lo notó. Fue un parto más largo, con dolor pues en mi cabeza no había aquél fluir pues estaba aún con el miedo de… ¿y si se vuelven a parar las contracciones? ¿Mentalmente lo aguantaré? Hasta que llegó un punto que estaba cansada y le dije a Imma: ¿y si no puedo? Su respuesta amorosa y amable fue, lo estás haciendo. No necesité nada más. Me relajé, dejé fluir y sentir.
Me metí en el agua de la bañera. Y allí poco a poco Gal·la empezó a descender con más fluidez. Con un espejo pude ver como asomaba la cabeza, ¿una gran cabeza! Y con tres contracciones más salió todo su cuerpo. La coloqué encima y le pregunte a Imma: ¿está bien? Aún seguía mi miedo… Y Gal·la alzó la cabeza y la giro. La respuesta de Imma fué de nuevo lo más acertada. Mira lo que acaba de hacer. ¡Es mu valiente! Una niña grande y fuerte acababa de nacer.

De nuevo, el acompañamiento de Imma fue del todo fundamental en todo el proceso y el que vino después pues la placenta dio algún quebradero de cabeza, pero me miró a los ojos con calma e ímpetu y me dijo: sé que estás cansada, ya tienes a tu hija en brazos pero el parto no ha terminado. La placenta tiene que salir en condiciones, sino deberemos ir al hospital. Así que me hizo reaccionar de nuevo y con su gran ayuda, salió.

Y aquí mi experiencia con el parto, tres partos totalmente distintos pero que, un buen acompañamiento desde el inicio hasta el fin (que no termina después de parir), las cosas son muy distintas.
Así que si estás embarazada, quieres estarlo o conoces de alguien que lo está, compártele mi testimonio. Pues la información es poder y no deber. Informarte te abrirá las puertas a nuevas opciones que, sin duda, te llevarán a tomar las mejores decisiones de tu vida. Jamás lo dudes, infórmate y no te quedes con una sola opción!

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