La alimentación y las emociones fue el último tema que tratamos en el programa de Radio Ona.
Un tema complejo, el cual muchas personas no le dan la importancia que se merece. En muchas ocasiones las personas se centran solo en contar calorías para bajar de peso, pero esto no es suficiente y, en muchos casos, un grave error. Pues existen múltiples factores que interactúan con nuestro peso. Las hormonas, el microbioma o las emociones, entre otros. No entraremos en detalle con todos ellos, hoy vamos a hablar sobre las emociones.
Se ha descubierto que los neurotransmisores son capaces de modular diferentes respuestas de nuestra conducta con la alimentación y las emociones. Por esto es muy importante trabajar nuestra parte inconsciente para tener una buena alimentación. Sobre ello habla la tendencia de la alimentación consciente o el mindful eating.
Es importante no hacer dietas, sino establecer uno hábitos alimenticios que puedan sostenerse en el tiempo. Para establecer éstos nuevos hábitos es necesario conocernos bien y así entender que nos falta o por qué tenemos determinadas conductas con la comida.
Quiero compartir con vosotras herramientas para establecer éstos nuevos hábitos y mejorar así la salud, así como nuestra relación con la comida. Una forma de alinear nuestra alimentación y emociones.
Para ello es importante entender qué es exactamente la alimentación consciente. Se trata entonces de la práctica de dedicar plena atención a la hora de alimentarnos y nutrirnos. Pues si comemos de forma consciente somos capaces de escuchar nuestras sensaciones, físicas y mentales.
El hecho de no tener un orden y unas rutinas con la alimentación nos puede llevar a tener éstos malos hábitos y conductas negativas con la comida. Por lo tanto, es importante empezar a trabajar en ellos.
Atención, para establecer nuevos hábitos y rutinas con la alimentación o con cualquier área de nuestra vida, primero debemos desprogramar nuestra mente de los patrones con lo cuales estamos «trabajando» hasta el momento.
Siempre vamos con el piloto automático y nuestro cerebro trabaja según los patrones que tiene fijados pues los tienes ya adquiridos por la repetición.
Así que para cambiar éstos mecanismos que hemos incorporado debemos hacer primero cambios conscientes, como saber quién quieres ser y qué objetivos quieres conseguir, además de trabajar tus creencias limitantes y abrirte a nuevas posibilidades.
Al reprogramar nuestra mente debemos pensar como aquellas personas que ya son como lo que queremos ser. Así cambiarás tu conducta y, cuanto más la repitas, más reforzarás la identidad asociada a la conducta. Cada acción que realizas es un punto a favor hacia la persona en la que te quieres convertir.
Es más efectivo hacer un cambio de hábitos basados en la identidad que solo basado en los resultados. Al establecer nuevas metas y objetivos, es sumamente importante que identifiques el para qué de ellos. Esto será lo que te mantendrá firme en el tiempo y tus creencias limitantes o tus patrones asociados antiguos no te sabotearan.
Un cambio de hábitos requiere hacer caso a nuestras señales tanto físicas como mentales y emocionales. Todos los hábitos se inician con una señal, pero si el ambiente en el que estamos no contienen señales positivas, desencadenaremos conductas negativas o al revés.
¿ Y cómo podemos establecer nuevos hábitos? ¿Cómo podemos cuidar la alimentación y las emociones?
Las conductas más perdurables son las que generalmente tienen más señales. Ser conscientes de las señales emocionales también nos ayudará a cambiar de hábitos. Y por eso es importante detectar cuando tenemos hambre real o hambre emocional. Esto lo vamos a aprender escuchando mucho a nuestro cuerpo y sintiendo de verdad.
En el programa de radio hablamos mucho sobre ello, ¡te animo a escucharlo!
Estrategias para restablecer nuevos hábitos en alimentación:
- Si hace poco que has comido y vuelves a tener hambre, no comas. Para y entiende qué emoción está encerrada en la acción de «necesidad de comer».
- Durante las comidas, come muy despacio y mastica muy bien antes de tragar los alimentos.
- Ten preparadas siempre infusiones o aguas saborizadas para calmar la falsa sensación de hambre. Siempre que tengas hambre, antes de comer, bebe un vaso de agua.
- ¡Disfruta cada comida que hagas! Come con placer y saborea al máximo los alimentos.
- Descarta los alimentos procesados y ultra-procesados, a la vez que elimina el azúcar. Y, si un día te apetece un dulce, ¡disfrútalo! Que luego la mente no te sabotee y te entren los remordimientos. ¡Todo está bien! Ya estás haciendo grandes progresos. ¡Felicítate por ellos!
Como decía al principio las emociones condicionan absolutamente nuestras conductas y pueden alterar la función de nuestros neurotransmisores. Por ejemplo, el cortisol aumenta con el estrés y lo podemos encontrar a niveles muy altos en sangre pasada hasta 4 horas después del evento estresante.
Por lo tanto, si tenemos una vida estresada en general tu cortisol está constantemente por las nubes y ello provoca que la ghrelina, la hormona que le dice al cerebro que ya toca comer, se active.
Relájate, lleva un vida con bajos niveles de estrés, placentera y armoniosa. Ello conllevará sí o sí una mejora de tu salud en general y, en el caso que hablamos, mejorará tus hábitos alimenticios.
Y para terminar, quiero compartir un ejercicio para que puedas hacer en tu casa:
En la lista de los propósitos de nuevo año, añade una columna que describa como es la persona que los llevará a cabo. Qué atributos tiene, sus cualidades… Al lado, describe qué cualidades tuyas compartes con las que tiene la persona «ideal» y con la máxima sinceridad identifica qué deberías mejorar para acercarte a ser la persona que quieres ser.
Sea cual sea tu objetivo, lo primero que debes hacer es imaginarte con todo lujo de detalle como quieres ser, cuál quieres que sea tu nueva identidad.
Y un último detalle, cuando establezcas tus objetivos, mira que cumplan con éstas determinadas características:
- Es un objetivo específico.
- Es un objetivo medible.
- Es un objetivo asequible.
- Es un objetivo realista.
- Es un objetivo con una duración determinada.
Además plantéalo en presente y en primera persona.
Así que… piensa en grande, piensa en positivo, reduce el estrés y come despacio aprendiendo a escuchar las señales reales de tu cuerpo para decidir comer.
Y, si quieres mejorar en algún aspecto, contáctame!