La piel es uno de los órganos más importantes del cuerpo, pero no le prestamos la importancia que se merece. Es el órgano más grande del cuerpo. Todo lo que penetra a través de la piel llega directamente a nuestras células y a nuestro cerebro.
A través de la piel se manifiestan alteraciones de nuestro cuerpo físico, nuestras emociones y estímulos. Así que debemos de prestarle mucha atención y cuidarla como se merece utilizando una protección solar adecuada. Es nuestra barrera de protección, nos mantiene la temperatura corporal estable y sintetiza la vitamina D tan necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.
Ahora que ya sabemos un poco más sobre la piel, debemos saber como cuidarla y protegerla ahora que estamos en la época del año que estamos más al aire libre y recibimos las radiaciones solares.
El sol es nuestra principal fuente de energía y nos aporta muchos beneficios, pero cuando nos exponemos mucho al sol, éste puede ser nocivo para nosotros, en especial para nuestra piel.
El sol nos llega a partir de ondas (la radiación) que pueden ser UVA, UVB y UVC. Éstas últimas no llegan a la superficie terrestre, por lo que no nos debemos proteger frente a ellas, pero sí debemos hacerlo frente las ondas UVA y UVB.
Los rayos UVA son los que llegan con más fuerza a la superficie de la tierra (en un 95%) y provoca degeneración del colágeno, envejecimiento prematuro, intolerancia al sol, cáncer de piel y manchas. Además, con su exposición, la piel pierde luminosidad, elasticidad y suavidad.
Los rayos UVB llegan a la superficie en un 5% y provocan quemaduras, reaccciones alérgicas y cáncer de piel.
Es importante tener en cuenta determinados factores a los que muchas veces no les prestamos suficiente atención por desconocimiento:
• Los rayos UVA traspasan las nuves y las ventanas, mientras que los UVB no.
• El 60% de la radiación se produce entre las 10h y las 14h.
• La sombra no nos protege totalmente.
• La nieve y la arena reflejan los rayos UV.
• El efecto de las radiaciones sobre la piel es acumulativo, por lo que el daño causado ya no se repara nunca.
• La piel tiene un límite a la hora de recibir y procesar las radiaciones que empieza a manifestarse pasado un període de tiempo de unos 20 años. Éste tiempo empieza a contar desde la infancia aunque no seamos conscientes de ello.
Interesante, ¿verdad? Y a la vez reflexivo…
Pues bien, ahora que ya sabemos la importancia de protegernos correctamente frente la radiación solar es momento de saber que factores debemos tener en cuenta a la hora de comprar un protector solar.
En el mercado hay dos tipos de protectores según si tienen filtro químico o físico.
Los protectores con filtro químico están formulados a base de componentes químicos, muchos de ellos tóxicos como la oxibenzona, el octocrileno, la avobenzona y el octisalato. Éstos pueden provocar varios problemas como irritaciones cutáneas pues la absorción de éstas moléculas químicas pueden alterar la barrera cutánea, alteraciones en el sistema hormonal, taponan la salida del sudor y impiden la síntesis de la vitamina D del sol.
Éstos protectores se deben aplicar 30 minutos antes de la exposición solar pues deben ser absorvidos por la piel para que se realice la reacción química de sus componentes en el piel y ofrecer su función «protectora».
Los protectores con filto físico son a base de filtros minerales que dejan transpirar la piel y no penetran en ella, sino que hacen una película sobre la misma que repela los rayos.
Los minerales más comunes son el óxido de zinc y el dióxido de titanio.
Acostumbran a ser cremas más pastosas y dejar una película blanca en la piel. Para evitar éstos efectos, algunos protectores físicos hacen su formulación de minerales a base de nano partículas que penetran en la piel.
Éstos tipos de protectores funcionan como un espejo, reflejando la radiació UV, por eso se deben aplicar en el mismo momento de exponernos al sol.
Las nano partículas son partículas microscópicas de componentes que penetran en la piel. Las llevan los protectores solares químicos y algunos físicos para evitar el efecto de película blanca que dejan en la piel. Pero debemos tener muy presente que éstas nano partículas son perjudiciales para nuestra salud, ya que su inhalación provoca toxicidad e inflamación pulmonar y, además, pueden provocar oxidación de moléculas biológicas generando radicales libres.
Entonces, un protector solar óptimo debe cumplir los siguientes requisitos:
• Filtro físico sin nanopartículas y natural, sin ingredientes tóxicos.
• Que proteja frente los rayos UVA y UVB.
• Con certificado orgánico.
• En forma de loción o crema, pues los aerosoles perjudican la capa de ozono y provocan inflamación pulmonar.
• Con aceites vegetales naturales.
• Que se aplique bien sobre la piel.
• Envase libre de Bisfenol A.
Otro aspecto a tener en cuente es el Factor de Protección Solar (FPS).
Este viene determinado por los minutos de exposición solar. Se considera que una piel se quema a partir de los 10 minutos. Por eso, un factor de protección 20, equivale a 200 minutos de protección, aunque se recomienda que a los 120 minutos se haga otra aplicación, pues nos vamos desprotegiendo de forma natural con el sudor, la arena, la ropa, el agua, la toalla,…
Lo más importante no es el FPS (tiempo de exposición solar), sino la protecció que ofrece contra los rayos nocivos que os he explicado anteriormente.
Quiero mencionarte que el protector solar de Ringana ofrece una protección del 97%. El 3% restante nos va ganial para sitetizar la vitamina D que nos aporta el ol y que es tan importante para nuestra salud.
Además contiene todos los requisitos que os he explicado anteriormente, además de ser resistente al agua.
Así que ahora ya conoces bien todo el tema de protección solar, si quieres más información, contáctame al correo hola@laiabalmes.com o bien entra en la web www.laiabalmes.ringana.com y descubre mucho más sobre éste mundo y otros!
A disfrutar del verano, del sol, pero con información y de forma correcta!!